domingo, abril 30, 2006

Guardianes del Valle de Puebla



La leyenda de Popocatépetl e Iztaccíhuatl

Popocatépetl era un joven guerrero azteca. Apuesto, fuerte y apasionado. Iztlaccíhuatl una bella princesa de piel blanca y hermosos ojos de obsidiana. Él tenía 25 años y ella 16. Estaban enamorados. Sus miradas tiernas y corazones frágiles habían conquistado el destino de un sueño.

En una noche de abril iluminada de estrellas, Iztlaccíhuatl y Popocatépetl encontraron la piel y sellaron la promesa de un amor eterno reflejado en el espejo negro de sus almas.

Pero el amor del guerrero y la princesa se convirtió en un sacrificio de sangre, en un sagrado rito espiritual que quedó enterrado y que el fuego evaporó. Y lo elevó en humo. Y entre incendios el beso eterno llegó al cielo.

El padre de Iztlaccíhuatl se oponía a este amor conquistado en magia. Nunca estaría de acuerdo en que la sangre de una princesa se mezclara con el rojo que tiñe las flechas en tiempos de guerra. Por ello el jerarca azteca envió a Popocatépetl a una batalla al Sur, donde el enemigo era cruel y pocas eran las esperanzas de un retorno victorioso. El papá de la princesa le prometió al guerrero que a su regreso le entregaría a su hija en matrimonio.

Pasaron muchas lunas y muchos soles. La sangre se derramaba al Sur. La noticia falsa llegó a Iztlaccíhuatl: que su amado había muerto en batalla. Y entonces un pretendiente, el mismo que daba por muerto a Popocatépetl, la convenció de que se casara con él.

Más lunas y más soles pasaron, la batalla en el Sur fue ganada y el guerrero regresó. Pero la piel de la amada princesa ya era del rufián que la había engañado. Ni la lanza más filosa, ni el puñal más traicionero de los combates pudo causarle más dolor que aquel mal de amor.

Popocatépetl se suicidó. Tomó de su cintura el elegante puñal de piedra que él mismo había moldeado y se lo clavó. Directo al corazón.

Iztlaccíhuatl no tuvo tiempo de explicar, de decirle que no había hombre que los Dioses hubieran creado para llenar su alma como lo hacía él. Corrió hace el cuerpo ya inerte de su amado. Le sacó el puñal manchado en rojo y unió esa sangre a la suya. Directo al corazón.

Los Dioses fueron testigos de aquel amor puro y decidieron convertir a Iztlaccíhuatl y Popocatépetl en enormes montañas, para que siempre estuvieran juntos, para que todos recordaran ese gran amor, el amor convertido en fuego y que sale de sus entrañas. Así cuenta la leyenda.


Cinco volcanes rodean al Valle de Puebla

Cinco son los gigantes que custodian el Valle de Puebla. El Popocatépetl, La Iztlaccíhuatl, La Malinche, El Sierra Negra y El Pico de Orizaba. Son los más altos volcanes del territorio mexicano.

Los días despejados permiten la visibilidad de los cinco enormes y espectaculares volcanes que representan uno de los grandes atractivos turísticos para quienes visitan Puebla, la ciudad que según cuenta la leyenda, fue trazada por los propios ángeles.

Puebla, Ciudad de los Ángeles como le llamaron en un principio los españoles, se localiza a 130 kilómetros al sureste de la Ciudad de México, sobre la autopista que conecta con Veracruz. Fue fundada en 1531 por Fray Toribio de Benavente y actualmente la ciudad capital del estado cuenta con más de 2 millones de habitantes.

En la ciudad de Puebla existen un gran número de museos y monumentos que hablan de su pasado, pero sin lugar a dudas que los testigos más fieles de esa rica historia son sus volcanes.

Varias agencias turísticas ofrecen recorridos guiados por los volcanes que remontan a un pasado construido de leyendas, como la de Iztlaccíhuatl y Popocatépetl.

El Popocatépetl, conocido como El Popo o Don Goyo, es un volcán activo cuya edad se estima en 730 mil años, tiene una altitud de 5,465 metros sobre el nivel del mar y de diámetro mide aproximadamente 25 kilómetros. Su nombre, en náhuatl, significa "montaña que humea".

El Iztlaccíhuatl tiene su punto más alto a los 5,286 metros y su silueta asemeja la figura de una mujer recostada con el cabello extendido hacia el lado opuesto de su cuerpo. En náhuatl, su nombre quiere decir "mujer blanca" y representa a una princesa de la mitología azteca.

El Pico de Orizaba o Citlaltépetl es el volcán más alto de México con una altura de 5,610 metros. El primer nombre que se le dio en la época prehispánica fue el de Poyautécatl, que significa "el que está donde adelgaza la neblina" o "el que adelgaza la neblina", pero posteriormente fue más conocido como "El Cerro de la Estrella" o Citlaltépetl, nombrado así porque su casco nevado brilla todo el año.

La Malinche, localizado en el Parque Nacional Malintzi, en los linderos con el estado de Tlaxcala; es un volcán inactivo con 4,503 metros de altura. También se le conoce como Matlacuéyetl, nombrado así por los tlaxcaltecas, que era la diosa de los hechiceros, pero con la llegada de los españoles se le comenzó a llamar Malintzi en honor a la mujer que ayudó como intérprete a los conquistadores.

Y el Sierra Negra o Atlitzin, vecino del Citlaltépetl, es un cráter muy erosionado que algunos geólogos lo consideran una chimenea secundaria del Pico de Orizaba, pero por su antigüedad de formación otros lo consideran un volcán aparte. Este volcán está dentro del Parque Nacional Pico de Orizaba.



Datos de interés para los amantes del montañismo

La Malinche o Matlalcuéyatl: La de las faldas azules
Altura: 4,462 metros
Nieve: ocasional
Recomendaciones: Ropa de abrigo y calzado para montaña
Tiempo de ruta: cinco horas hasta la cima

Iztlaccíhuatl: Mujer blanca
Altura: 5,286 metros
Nieve: Permanente
Recomendaciones: Equipo de alta montaña, piolet y crampones
Tiempo de ruta: cuatro horas al refugio y cinco a la cima

Pico de Orizaba o Citlaltépetl: Cerro de la estrella
Altura: 5,614 metros
Nieve: Permanente
Recomendaciones: Equipo de alta montaña, piolet y crampones
Tiempo de ruta: una hora al refugio y seis horas a la cima

Popocatépetl: Cerro que humea
Altura: 5,465 metros
Nieve: Permanente
Recomendaciones: Equipo de alta montaña, piolet y crampones
Tiempo de ruta: ocho horas a la cima

Parque Nacional Popocatépetl-Iztlaccíhualtl. Para quien gusta del aire puro de la montaña, sin importar el frío y hasta heladas en invierno, podrá disfrutar de un área llena de páramos y bosques de pinos y habitado por venados de cola blanca, gallinas de monte, halcones y cuervos.

http://www.puebla.gob.mx/cultura/maravillas/popo.html

Cómo llegar: Desde Puebla se accede a este parque por la recta a Cholula y el camino a Paso de Cortés, tras recorrer 52 kilómetros. También se llega desde ciudad de México, pasando por Chalco y Amecameca. Dos kilómetros después de esta última población comienza la desviación a Tlamacas, un punto del estado de México ubicado a cuatro kilómetros de Paso de Cortés, donde hay un albergue alpino con dormitorios dotados de 98 literas.

Artículo de Francisco Mezalemán
Publicado en La Opinión de Los Ángeles

jueves, abril 27, 2006

Postales urbanas 1

Analco


Villa Flora



Vision felina



Paciente espera



El Ángel Custodio

martes, abril 25, 2006

Vida conventual poblana

Actualmente Puebla es una ciudad cosmopolita que ha registrado un rápido crecimiento convirtiéndola en una enorme urbe. Pero al caminar por las calles angostas del Centro Histórico y observar los edificios construidos durante la época colonial o visitar sus museos e iglesias, se diluye su ambiente metropolitano.

A través del tiempo, Puebla ha ganado la fama de ser una ciudad conservadora y muy religiosa. Sin embargo, hay que recordar que ahí tomó lugar la Batalla del 5 de mayo en 1862 y también se encendió la chispa que dio lugar a la Revolución Mexicana en el año 1910, lo que contradice de alguna manera su carácter conservador.

Lo que no se puede negar es su relevancia religiosa, plasmada magníficamente en la riqueza de edificios religiosos y sobre todo en el gran número de conventos o monasterios fundados durante la colonia.


Los conventos más importantes de esa época fueron el de San Francisco, Santo Domingo, San Agustín, La Merced, La Concordia, El Carmen, y San Antonio, con sus respectivas iglesias. En cuanto a conventos de monjas destacaron La Concepción, La Santísima Trinidad, Santa Inez, San Jerónimo, Santa Mónica, La Soledad, Santa Teresa, Santa Catarina, Santa Rosa y Santa Clara.

En aquella época el poder de la iglesia católica no se limitaba a la vida eclesiástica, sino que administraba hospitales como el de San Pedro -el segundo hospital en importancia durante la Nueva España- y centros escolares como San Idelfonso y San Javier.

"Puebla tuvo una gran importancia religiosa, pero también educativa. Todos los conventos de monjas y frailes surgen desde los siglos XVI, XVII y XVIII en la ciudad de Puebla, lo mismo que los colegios y hospitales", refirió Pedro Angel Palou, coordinador del Consejo de la Crónica de la Ciudad de Puebla.

Aunque cada uno de estos lugares tenía su importancia ya sea por su contribución a la educación o al cuidado a enfermos, resulta importante destacar que los conventos jugaban un papel social preponderante, especialmente para las mujeres de esa época.

"La mujer no tenía más salida que el matrimonio o la vida religiosa, por eso fueron tan numerosos los conventos de monjas", explicó el historiador poblano. "Mientras muchas jóvenes elegían la vida religiosa por verdadera vocación, otras encontraban en estos centros un refugio tras haber sido abandonadas, ultrajadas o simplemente porque nunca encontraron con quien contraer nupcias".



De Puebla al mundo

Pero más allá de las razones que las conducía a una vida conventual, se debe reconocer las grandes aportaciones que legaron en el campo culinario.

Recuerde la leyenda de la creación del famoso 'Mole de Guajolote' que se cocinó por primera vez en el convento de Santa Rosa. Ese exquisito platillo barroco por excelencia fue inventado alrededor del siglo XVII.


"Por desgracia nunca se escribió la receta original, ni se sabe quién la creó. Aunque hay todo tipo de mole según la región del país o el color como el amarillo, el coloradito, el negro de Oaxaca entre otros, el origen de todos es el 'Mole de guajolote' del Convento de Santa Rosa de la ciudad de Puebla", subrayó Palou.

De esos centros religiosos surgen no solamente las mejores recetas culinarias de esa época, sino también un gran legado para la repostería, como el estimulante rompope, una bebida cremosa hecha con aguardiente, leche, huevos, azúcar y canela e inventada en el Convento de Santa Clara.

Para el siglo XIX, la promulgación de las Leyes de Reforma dio por resultado la separación de la iglesia del estado y la nacionalización de todos los bienes de la iglesia católica. Entonces la vida religiosa en México cambió por completo.

Aunque muchos conventos no tuvieron más opción que desaparecer, lanzando a la vida civil a frailes y monjas, otros continuaron funcionando a la sombra de la ley. Ese fue el caso del Convento de Santa Mónica que retó las órdenes gubernamentales durante casi un siglo. Las monjas siguieron habitándolo y sobrevivían por la ayuda de los feligreses.

Se dice que en 1934 hubo una denuncia por parte de un supuesto comprador de antigüedades que llegó al convento para comprar algunas de las obras de arte. Los policías, al mando del detective Valente Quintana entraron por las azoteas, y descubrieron lo que en Puebla era un secreto a voces.

La transformación

Aunque muchos de los conventos todavía siguen en operación, otros fueron convertidos en museos. Tal es el caso del convento de Santa Mónica y el convento de Santa Rosa, ambos sitios históricos abiertos al público.


El Convento de Santa Rosa actualmente es un centro cultural, famoso por sus dos patios revestidos de talavera y ladrillo rojo, y desde luego, por la enorme cocina de azulejo y también de talavera donde se cocinó por primera vez el 'Mole de Guajolote'. En ese espacio se puede apreciar un cuadro de azulejos de talavera en honor al patrono de la cocina, San Pascual Bailón a quien se dice, las religiosas pidieron inspiración para preparar el exótico platillo.


Por otro lado, el Museo de Santa Mónica es una verdadera joya con obras de pintores famosos. En el comedor hay una alacena, que tiene la peculiaridad de ser también una puerta secreta por donde las religiosas se comunicaban con el mundo exterior.

Se dice que cuando este museo fue descubierto y desmantelado, se encontraron esqueletos de bebés sepultados en las paredes. Esto, refiere el historiador Palou es "más fábula y leyenda, que realidad".

Lo que si se encontró y todavía se mantiene, explicó, es un panteón con tumbas de las religiosas que vivieron y perecieron al interior del convento. En el Museo de Santa Mónica, por ejemplo, se encuentra la tumba de María Teresa de Jesús, la primera religiosa superiora de la Nueva España, quien murió en el año 1750, a los 84 años de edad.

Los conventos que ahora son museos han mantenido casi intacta su estructura original y son un excelente sitio para visitar y transportarse a la época colonial.

Artículo de María Rossainz
La Opinión de Los Ángeles

sábado, abril 22, 2006

Noche Mágica en La Angelópolis

jueves, abril 20, 2006

Recuerdos de mis noches bohemias

Al caer el manto de la noche, luces, sombras y sonidos se conjugan mágicamente para convertir el centro histórico de la ciudad en uno de los rincones más bohemios de México. Bares y cafés son el centro de reunión para convivir con los amigos, cantar a ritmo de una guitarra, echarse unos tragos y enamorarse con la luna de testigo. Esta es una de las muchas tradiciones que conservamos celosamente en Puebla y que espero nunca muera, a pesar de las influencias de "modernidad" que han ido invadiendo nuestra ciudad a la par de su crecimiento. Pablo, Silvio, Luis Eduardo...gracias por todos esas benditas noches de bohemia que llevaré en el corazón hasta el final de mis días.







domingo, abril 16, 2006

Cédulas Reales y Títulos Otorgados a la Ciudad de Puebla


Cédula de la Reina Isabel de Portugal, otorgada en Medina del Campo, el 20 de marzo de 1532, dándole el título de Ciudad de los Ángeles.

Cédula Real con el Escudo de Armas, dada en Valladolid el 20 de junio de 1538.

Cédula Real con título de Noble y Leal Ciudad, en Valladolid el 12 de julio de 1558.

Cédula Real de Muy Noble y Leal y Leal Ciudad, en Toledo el 24 de febrero de 1561.

Cédula Real de Muy Noble y Muy Leal Ciudad, dada en Madrid el 6 de febrero de 1576.

Puebla de Zaragoza, título otorgado por decreto del Presidente Benito Juárez, el 11 de septiembre de 1862.

Decreto del Congreso del Estado, Heroica Puebla de Zaragoza, 4 de agosto de 1950.

Puebla Patrimonio Cultural de la Humanidad (Centro Histórico) título otorgado por la UNESCO el 8 de diciembre de 1987

viernes, abril 14, 2006

Escudo de Armas




El escudo de la ciudad tiene forma circular acorazonado con cinco torres doradas en el centro, y dos ángeles sobre de ellas. Las letras K.V. hacen referencia a Carlos V rey de España. Alrededor se encuentra el Salmo 91:11 en latín: "Angelis suis Deus mandavit de te uv custodiant te in omnibus viis tuis" (Dios mandó a sus ángeles para que custodiasen en todos tus caminos). El escudo hace referencia a la leyenda de la fundación de la ciudad. De acuerdo con esta leyenda, fueron los ángeles quienes trazaron la ciudad y quienes subieron las campanas a las imponentes y altísimas torres de la catedral. De ahí que el nombre original, y el más conocido de la ciudad, sea "Puebla de los Ángeles".

miércoles, abril 12, 2006

¿Por qué Puebla de Los Ángeles?



Cuenta una leyenda que esta ciudad fue trazada en un sueño por los propios ángeles:
El obispo de Tlaxcala, Julián Garcés, durante un sueño vio un campo, en medio de él había un río y a los lados otros dos. El campo tenía hierbas, flores y manantiales de agua. También observó a dos ángeles que trazaban y delimitaban con cuerdas lo que sería sus límites. En la mañana, al despertar, contó su sueño a otras personas quienes lo acompañaron a 5 leguas (25 km aproximadamente) de Tlaxcala, donde encontró el campo que había soñado. De esta leyenda surgió el nombre de "Puebla de los Ángeles".

lunes, abril 10, 2006

Link Sitio Oficial 475 Aniversario de Puebla

Todo sobre las festividades de este magno evento en La Angelópolis.

http://www.puebla475.gob.mx/

sábado, abril 08, 2006

Puebla, 475 años de esplendor y grandeza

Puebla es una de la viejas ciudades de América. Fue la primera ciudad de la Nueva España creada específicamente para ser habitada por españoles.
Fundada en 1531 -apenas 10 años después de la caída de la gran Tenochtitlán-, ganó pronta fama por su belleza, esplendor y religiosidad. El mejor reflejo de ello fue una rica arquitectura religiosa y civil.


La mayor parte de ese legado sigue en pie. Por su valor histórico, arquitectónico y cultural, el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) tiene catalogados y protegidos poco más de 2 mil 600 inmuebles en la ciudad. Una herencia envidiable para cualquier país del continente; la UNESCO la declaró Patrimonio Cultural de la Humanidad desde 1987.
Los adjetivos suelen quedarse pequeños para describir su grandeza: Puebla es un tesoro monumental.